“Crear un mundo con el amor de una madre,
donde nadie se sienta solo y todos vivan en paz,
respetando a los demás”
Las madres no escatimarán nada si es por sus hijos. Una madre consuela los corazones heridos y les da valor y fuerza para volver a levantarse. La Presidenta Honoraria Zahng Gil-jah visualiza un mundo pacífico, donde nadie se sienta solo y todos se respeten.
Cada persona es preciosa y no debe ser descuidada. Ella ha dedicado su vida a hacer posible que todos vivan en paz y felicidad, poniendo fin a la discriminación racial, étnica, religiosa, de género o de edad.
Aunque la apariencia, el idioma, la nacionalidad y el entorno pueden ser diferentes, todas las personas de la aldea global pueden considerarse como una familia gigante. La familia es la unidad social más preciosa conectada por el amor. Está compuesta por un padre, una madre y los hijos que se consideran, respetan y aman. Como el amor y la orientación de una madre fomentan la armonía dentro de una familia, si todos los miembros de la aldea global se abrazan con el corazón de una madre, se abrirá la puerta de la comunicación y todos nos uniremos.
Detrás de cada personaje noble hubo una madre que se sacrificaba y no escatimaba esfuerzos para cuidar y educar a su hijo. En ese sentido, podemos decir que las madres son las mejores maestras y pacificadoras de la humanidad. Si todos pueden compartir la calidez que aprendieron de sus madres y se consideran, las disputas y los conflictos desaparecerán de nuestra sociedad y serán reemplazados por el desarrollo sostenible y la paz.